¿Cómo poder vivir sabiendo que la persona que te dio la vida no te quiere? Una de las miles de preguntas que inundaban mi cabeza, simplemente no sé cómo podía soportarlo, y no sé cómo ella podía hacerlo. ¿En verdad un hijo puede arruinar la vida de sus padres? Esa si la se… la respuesta, si; la prueba, Yo.
Mire la hora en el celular, 6:35 pm. Decidí salirme de casa cuando mi madre me dijo todo eso… llevaba prácticamente 5 horas sentada aquí, sola, me había acostumbrado a estar sola, nunca he tenido amigos, dudo que existan, dudo que el amor exista, todo son fantasías, cuentos de hadas que al final quedan impregnadas en páginas de libros y estos quedan olvidados, todo es tan irreal… nada existe.
Estaba en ese parque, en esa banca. Aquí veníamos mi padre y yo hace algunos años, cuando mi madre se fue por un tiempo, ojala y no hubiera regresado, pero desgraciadamente lo hizo, por el “amor” que le tiene a mi padre.
Mi padre… mi padre al menos yo si le importaba, y si, exagere al decir que no le importaría que yo muriera, sé que si lo haría… el me defiende de mi madre, me apoya y me consuela, me quiere, justamente por eso mi madre me odia, porque le “quito” el amor de su pareja… ¿soy su rival? ¡Vaya historia!
Oscurecía lentamente, las luces del parque se iban encendiendo y jóvenes comenzaban a llegar, miraba a todo aquel que pasara frente a mí, y paseaba la mirada por todos lados, hasta que detuve la vista en alguien familiar.
Estaba del otro lado de la calle, me miro y se acercó a mí, yo solo pude observarlo caminar, corrí hacia él y me refugie en sus brazos, deje escapar las lágrimas, solo quería dejar de sufrir.
- _____(tn), _____(tn) por favor no llores –mi padre me abrazo fuertemente tratando de calmarme
- Ya no quiero seguir papá, ya no quiero –creí que me ahogaría en lágrimas.
- No digas eso cariño… ven.
Me tomo de la mano y me guió hacia esa banca, nuestra banca.
- No quiero que estés así, me duele verte así –su mirada reflejaba dolor.
- Quítamelo –susurre con la mirada clavada en el suelo.
- Y lo hare… _____(tn), -dijo, tomándome las manos- tu mamá y yo nos separaremos, cada quien vivirá su vida de ahora en adelante, y bueno, quisiera llevarte conmigo. Viviré en Los Ángeles, me han ofrecido trabajo allá, podremos hacer una vida nueva, tú y yo, nada más.
Levante la vista lo mire con ojos llorosos, el solo reflejaba esperanza en la mirada.
- ¿Tu… me quieres llevar a… Los Ángeles A vivir, tú y yo?
- Si hija, ¿Qué dices? – me miro con un brillo en los ojos.
Era lo que más quería, largarme de ahí, irme lejos de mamá, me dolía dejarla, a pesar de todo yo la quería… pero en cambio, ella a mi no, no me soportaba, me hacía miserable cada vez que podía, siempre me decía que su vida sería mejor sin mí, esta era una oportunidad única para hacerla feliz una vez en la vida.
- Si papá, me quiero ir contigo- me eche nuevamente en sus brazos.
- Gracias _____(tn), gracias… Nos iremos mañana, sacare tus papeles de la escuela y te inscribiré en Los Ángeles, te gustara hija, lo veras- me prometió.
Mañana, mañana era algo pronto, pero era lo mejor, no sabía si soportaría otra pelea más, así que en cuanto llegamos a casa empaque todas mis cosas, el reloj marco las ocho en punto, yo estaba agotada, ya había acabado de empacar y saldríamos a las siete de la madrugada, así que solo tome una ducha rápida y me metí en la cama, descansando e imaginando la vida que me esperaría después… sería mucho mejor.
Escuche la alarma, 6:45 am, era hora, me levante y me vestí rápidamente, cepille mi pelo y me puse un suéter, hacia algo de frió. Escuche el claxon del auto, papá ya había llevado las maletas así que baje rápidamente dirigiéndome a la puerta, no me despedí de mamá ¿para qué? Seguramente me diría lo feliz que sería y me haría por última vez miserable. No, gracias, quería evitar eso.
El día estaba lluvioso, ya estábamos en la carretera, no sabía cómo era la casa en donde viviríamos, ni sabía sobre la escuela a la que asistiría, pero no importaba, todo sería mejor estando lejos de mamá, ella decía que yo había arruinado su vida, bueno, yo decía que no era mi culpa que ella me hubiese tenido a los 16 años, pero en fin, ahora estaríamos felices, una lejos de la otra, aunque admito, me duele, pero no puedo hacer nada, cuando nací papá tenía 18, él pudo terminar sus estudios para apoyar a mamá aunque nunca se casaron, solo vivieron juntos amargándose la vida. Aunque eso ya no importaba ahora, en este momento estaba feliz, por fin tendría un nuevo comienzo.
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